Para no llevarnos a equívoco... cuando hablamos de bolsos joya, ¿sabemos a qué nos referimos?
Puede que sea el bolso que guardamos en nuestro armario como un auténtico tesoro. El mío es mi Zero de Bulgari, que fue un regalo y que guardo como mi pequeño tesoro... Pero si mañana nos dijeran "elige tu bolso deseado"... ¿Cuál sería? Yo seguramente iría directa a por un 2.55 de Chanel, o un Saddle de Dior, o el mítico Birkin de Hermès y aguardar en la lista de espera... Ya sabemos que quien compra uno de estos diseños está realizando una inversión, ya que algunos se revalorizan; es igual que invertir en oro.
Pero también, cuando hablamos de bolsos joya, nos referimos a aquellos que comparten características con las piezas de joyería, como perlas, Swarovski, bordados, o están realizados con piedras semipreciosas, como las que también usamos en Kirei. Yo creo que me enamoré de estos cuando Alexander McQueen lanzó sus clutch Skull Four-Ring, que tantas marcas versionaron; ¡esos sí que eran una auténtica joya!
Hace poco, en un press day, conocí Campomaggi, una marca italiana que mezcla el estilo boho con modelos más atemporales, utilizando piedras, tachuelas... ¡y me encantó! Pero, sobre todo, me hizo reflexionar sobre nuestro mundo “fashionista" actual, en el que conviven dos vertientes: el fast fashion, donde priman las colecciones semanales cada vez más asequibles, aunque con materiales de calidad “dudosa”, y la posibilidad de volver a todo lo anterior, comprando prendas y complementos que no sucumben a modas efímeras y que sí, son un poco más caros, pero los materiales son de calidad y, sobre todo, perduran en el tiempo... Ahora mismo, lo último es asaltar los armarios de nuestras madres y familiares en busca de tesoros que han envejecido fenomenal. La tendencia de muchos de nosotros es que nuestras compras ya no sean compulsivas y que, dentro de años, nuestras hijas o sobrinas puedan lucirlas... lo que hoy llamamos Old Money o Slow Fashion.
Corazón, piel y manos
Este es el resumen de la filosofía de Campomaggi. Según nos contó la propia marca, quieren "crear objetos de valor, dignos de ser preservados a lo largo del tiempo, que no se tiren después de una temporada. Diseñados para ser transmitidos de padres a hijos, adquiriendo valor a lo largo de los años”.
Y esto lo consiguen con un proceso que sigue la tradición, como se hacía antiguamente en los talleres de Emilia-Romaña, una región que se encuentra justo en el corazón de Italia. Allí se trabaja el cuero artesanalmente; "el ingrediente humano es el que hace que cada objeto sea único, original y no estandarizado”.
Además, y en esto estoy totalmente de acuerdo, aunque ya sé que es un tema polémico en el mundo de la moda actual, el uso de cuero natural y no de materiales sintéticos. Por mucho que mejoren, sabemos que estas pieles sintéticas/veganas, que las hay de excelente calidad, se acaban desgastando sin posibilidad de repararlas para darles una vida más larga... Desde la marca consideran que el uso de la piel es un hecho ecológico por naturaleza, ya que reutiliza rigurosamente lo que no sirve para la industria alimentaria, y que está destinado, si no se utiliza, a convertirse en material contaminante. Desde Campomaggi, lo reinventan y transforman en objetos de valor, dignos de ser preservados a lo largo del tiempo y transmitidos de generación en generación. Cada bolso se somete a la antigua técnica de curtido vegetal, un proceso de fabricación completamente natural que utiliza los taninos contenidos en madera y vegetales, extraídos de árboles como la mimosa, castaña, quebracho y roble.
Para mí, esto los transforma en bolsos joya, siguiendo uno de los primeros criterios que usamos para describir este concepto... la durabilidad en el tiempo.
Pero no solo por eso son joyas, sino también por el uso constante y la colocación manual de piedras semipreciosas y tachuelas que adornan sus bolsos más icónicos. Además, siguiendo su concepto de sostenibilidad, esto lo aplican también a la atención al cliente. Cada bolso contiene un Care Kit, con una crema y telas para aplicarla... lo que se busca es cuidar y mimar el producto para que perdure en el tiempo... además, se comprometen a realizar reparaciones en sus propios talleres.
En conclusión, su creador, Marco Campomaggi, reivindica el saber hacer de la artesanía italiana, influenciado por su infancia en el pequeño pueblo de Teodorano, “un pueblo donde cada uno hacía a mano las cosas que necesitaba: puertas, repisas, chales de señora y, obviamente, la pasta passatelli y cappelletti. Ver trabajar las manos de todos los habitantes fue una experiencia de creatividad”. Este vínculo con sus orígenes y el territorio se refleja a través del mensaje que utiliza como etiqueta, en el que pone “Teodorano 25-02-1961”, que significa la fecha y lugar de nacimiento del diseñador, el signo zodiacal y el dibujo del castillo de Teodorano.
Como en Kirei amamos y respetamos el trabajo artesanal, así como el cuidado al pequeño detalle, nos ha parecido interesante compartir con vosotros esta marca artesanal.
Y vosotros, ¿tenéis algún bolso joya? ¿Primáis en vuestra compra un buen básico que se adapte a los tiempos o estrenar cada semana? Os leemos en los comentarios.
Deje un comentario